La vida es cual tapiz que vamos tejiendo con nuestros pasos; aquí, lo hacemos con las letras: ellas son un dulce racimo de latidos y vivencias; historias y quimeras que nos alimentan.

domingo, 28 de agosto de 2016

María Del Carmen Píriz


Un hermoso racimo de expresión… ©María del Carmen Píriz Arte, pincel y verbo…


ARRUGAS EN LAS SÁBANAS II “Nueva cita” del 12 Cp.


Salvador necesitaba contarle a Carmina todo lo que acontecía. Antes de pasar a recogerla entró en una tienda y compró algo. Juntos se dirigieron a casa. En el trayecto el periodista le contó la buena nueva:

—¿Sabes que me han nombrado director del periódico?
—¡Sí!... Me alegro por ti, es un puesto que puedes desarrollar perfectamente. ¿Piensas  aceptarlo, verdad?
 —No lo se, lo tendré que pensar, esto cambia mi situación económica y laboral e incluso puede cambiar mi vida.
 —¡Pensarlo! -exclamó la pintora- No tienes que pensar nada, ocuparas un puesto de importancia relevante, te permitirá vivir más desahogado y eso si... ¿tendrás que ir a vivir a Donosti no? ¿Has hablado con tu esposa?
 —¡No! todavía no le he dicho nada.

Llegaron al portal y subieron juntos sin ningún miramiento. Una vez dentro, su primera idea fue tomarla en brazos y llevarla al dormitorio. Era lo que le exigía tanto su cuerpo como su mente. Pero se contuvo. No quería presionarla.
La besó y ella entreabriendo los labios como lo había hecho otras veces, le correspondió,  aquel duelo privado y exquisito continuó hasta que Carmina le acarició su pelo.
Salvador desabrochó torpemente los botones de su camisa y deslizó la mano hasta sus pechos. Todavía conservaba el color moreno que traslucía el sujetador. Sentirla le colmó de placer. Rodeó su cintura con ambos brazos maravillándose de su delicadeza. Los dedos le ardían en contacto con ella y siguió tocándola por el costado hasta llegar a las nalgas.
Carmina se estremeció pero no se retiró, al contrario, las rodillas le temblaron al rozar su pecho. Salvador acarició con la boca su pezón hasta endurecerlo de deseo. Carmina notaba que la cabeza le daba vueltas por la sensación que sentía, le gustaba, era lo que deseaba.
El periodista la tomó en brazos y la llevó al dormitorio. Retiró el edredón hacia atrás, dejó al descubierto las sábanas blancas con dibujos rosas. Cuidadosamente besándola la empujó sobre la cama. Su piel aún resaltaba más hermosa sobre las sábanas. Carmina entrelazó sus dedos con los del periodista y le susurró.

—¡jet`aime!
Salvador cerró los ojos para saborear aquellas palabras, después se miraron, se besaron y él le preguntó:
—¿Estás segura de esto?
—Sí completamente segura- le contestó ella sin dudarlo-

Entonces Salvador no malgastó un minuto más, se desnudó, se quitó los zapatos y sin quitarse la ropa interior se tumbó junto a Carmina. Mientras se desprendía la escasa ropa, besaba su cuerpo y la acariciaba con la lengua muy despacio.
Cuando deslizó la mano en el interior de sus muslos, ella contuvo la respiración y gimió. Carmina acarició al mismo tiempo el cuerpo de él. Le besaba el pecho, le acariciaba las caderas y aventurándose más allá de su vientre, le acarició su pene.
El periodista la nombró con los dientes apretados. Ya no aguantaba más, le colocó  su pene entre sus muslos y mientras la abrazaba, sentía que no podía más, la apretó fuertemente.
Carmina tembló, despacio y con cuidado se abalanzó con movimientos de cadera hacia él. La tensión creció en su interior. Se aferró al cuerpo de Salvador antes que una violenta ola de placer irrumpiera en su interior. Salvador hundió la cara y el cuello con el último movimiento pronunciando su nombre y alcanzando el éxtasis.                          
Escuchó la respiración jadeante del pecho de Carmina que, poco a poco iba siendo más tranquila quedándose exhausto entre sus brazos. Estuvieron  un rato sin decirse nada agarrados, descansando, hasta quedar casi dormidos.

(Autora del relato: ©María del Carmen Píriz)

                                                (Para ti; mi agradecimiento...)


10 comentarios:

  1. Muchas gracias Ginebra, veo que has elegido un pasaje que va con la sensualidad que emana tu blog. Espero que a tus blogueros les guste. Un abrazo

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Seguro que sí, María del Carmen… ;-)

      Me gustó especialmente este pasaje…difícil elección entre tantas y tan hermosas cosas que compartes en tu blog…

      Un placer, amiga.

      Bsoss y abrazos! ♥

      Eliminar
  2. Qué maravilloso es ver aquí a María del Carmen.

    Gracias Ginebra, por lucirla en tu rincón.

    Mil besitos y felicidades para cada una.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Me alegra tu sentir, Ana…

      Gracias por ser y estar, siempre... :-)

      Bsoss y cariñoss!! ♥

      Eliminar
  3. Delicioso, sensualidad al límite con un estilo impecable. Me encanta.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Opino lo mismo… Te lleva de la mano a una exquisita sensualidad…

      Gracias por tu mirada y tu sentir, amigo.

      Mil Bsoss!

      Eliminar
  4. Voy descubriendo a Maria del Carmen hace poco nos conocemos y si veo arte en sus letras.

    Muchos besos a las dos.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. También verás pinturas hermosas, María ;-)

      Gracias por estar ahí y por tus palabras!

      Bsoss mil!! ♥

      Eliminar
  5. Esto es pura novela romántica de las que a mi me gustan tanto y ademas yo diría muy buena, te conduce muy bien por lectura sin sobrecarga excesiva y te ambienta formidablemente en la trama de los personajes.
    Me encanto!!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Es cierto, Agapxis… Te dejas llevar sintiendo cada detalle, con sabor a romanticismo, y esa exquisita caricia de sensualidad…

      Gracias por tu sentir, mi querido amigo.

      Bsoss enormes!!

      Eliminar

Las fotografías que comparto en este blog, son descargadas de Internet. En caso de que alguno de los autores no estuviese de acuerdo con su exposición aquí, tras pedirle mis disculpas, las retiraría de inmediato. ©Gin